Resulta una pregunta capciosa, primero por lo trillada que está: se han escrito libros al respecto, poemas, hay gran cantidad de testimonios, e incluso aparece en el programa de algunos talleres literarios.
Los literatos (o aspirantes) suelen aprovechar la ocasión para lucirse, y entre las típicas respuestas están el "escribo para expresarme", "escribo porque me gusta", "escribo porque no podría dejar de hacerlo". Puede que todo esto sea verdad, pero hay que plantearse si tras esas primeras réplicas prestadas que nos vienen a los labios no se oculta nuestra respuesta, la que nos pertenece a nosotros.
¿Por qué escribo yo? Es cierto, me encanta contar historias, difruto planificando escenas, diálogos, motivaciones de los personajes, pero por qué. Nos ha tocado vivir un tiempo industrial y tecnológico, donde los valores y creencias mutan a velocidad de vértigo, sólo parejos a las actualizaciones de windows update. Un tiempo donde todo es relativo, es decir donde todo es manipulable, y por lo tanto nada es verdad. Uno necesita cosas a las que aferrarse. Si hemos descubierto que somos una miserable mota (aventajada mota, habría que añadir) arrojada en la oscuridad del cosmos, entonces, el verdadero milagro del hombre es precisamente darle sentido a nuestra existencia, que inicialmente carece de ella. Y como todos los logros, esto se consigue desde lo concreto (no os impacientéis, ya llego al asunto), mediante acciones que tengan un sentido, que pesen, que nos representen como seres humanos.
En mi caso, una de estas acciones consiste es despertarme cada mañana a las 5:45h para levantarme a escribir. No siempre lo consigo, bien es cierto, y los fines de semana y festivos me levanto en torno a las 8:00 (aunque haya trasnochado). Lo hago así porque trabajo con jornada partida, y no encuentro otra manera de sacar tiempo. Es duro, pero la sensación de sentarme cada mañana ante el teclado me inviste de una especie de heroísmo, y ahí consigo encontrar la fuerza para que salgan las palabras.
Otro ejemplo: con el único dinero que gané en un premio literario me marché a Madrid, y en una pequeña y encantadora tienda de la calle Mayor (Sacristán) gasté ese dinero en una Pelikan Souverän M400, la pieza que veis en la foto.
Tengo un buen amigo que hizo algo muy especial: era un fumador empedernido, había intentado dejarlo, recurriendo a casi todas las formas imaginables. ¿Sabéis cómo lo consiguió? Viajó por África, subió al Kilimanjaro. Tras la ascensión, a 5.892 metros metros de altura, se fumó un cigarro (debió costarle lo suyo); lo tiró al suelo, aplastó la colilla contra las rocas de la cumbre y dijo: "Este es el último". Lleva 6 años sin fumar.
Ese son el tipo de cosas a las que me refiero: cosas grandes o pequeñas, pero que le dan sentido a lo que uno hace. Por eso escribo. Por eso espero que me leáis. Ya decía al principio que es una pregunta capciosa. De hecho no la he respondido directamente… ¿Y vosotros, por qué hacéis lo que hacéis? Pensadlo.